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Pergaminhos de uma velha Mumia
Friday, October 21, 2005
Pájaros de Portugal
«No conocían el mar
y se les antojó más triste
que en la tele, pájaros de Portugal
sin dirección ni alpiste
ni papeles.
Él le dijo vámonos,
dónde le respondió
llorando ella,
lejos del altar mayor,
en el velero pobretón
de una botella.
Despójate del añil
redil del alma de nardo
con camisa.
Devuélveme el mes de abril,
se llamaban Abelardo y Eloisa,
arcángeles bastardos de la prisa.
Alumbraron el amanecer muertos de frío,
se arroparon con la sensatez del desvarío
tuyo y mío de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad.
Qué vergüenza tendrán sus papás.
Sin alas para volar,
prófugos del instituto,
y de la cama, pájaros de Portugal,
apenas dos minutos
mala fama.
Luego la guardia civil
les decomisó el sudor
y la sonrisa, las postales de Estoril
sin posada, sin escudos
y sin visa.
Se llamaban Abelardo y Eloisa.
Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros.
Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros
de quien sueña con la libertad.»
de Joaquin Sabina
Para ver e ouvir aqui
«No conocían el mar
y se les antojó más triste
que en la tele, pájaros de Portugal
sin dirección ni alpiste
ni papeles.
Él le dijo vámonos,
dónde le respondió
llorando ella,
lejos del altar mayor,
en el velero pobretón
de una botella.
Despójate del añil
redil del alma de nardo
con camisa.
Devuélveme el mes de abril,
se llamaban Abelardo y Eloisa,
arcángeles bastardos de la prisa.
Alumbraron el amanecer muertos de frío,
se arroparon con la sensatez del desvarío
tuyo y mío de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad.
Qué vergüenza tendrán sus papás.
Sin alas para volar,
prófugos del instituto,
y de la cama, pájaros de Portugal,
apenas dos minutos
mala fama.
Luego la guardia civil
les decomisó el sudor
y la sonrisa, las postales de Estoril
sin posada, sin escudos
y sin visa.
Se llamaban Abelardo y Eloisa.
Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros.
Bucearon contra el Everest
y se ahogaron,
nadie les enseño a merecer
el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros
de quien sueña con la libertad.»
de Joaquin Sabina
Para ver e ouvir aqui
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